PUNTUALIDAD
El valor de la puntualidad varía de acuerdo a la cultura
y el contexto. En el mundo occidental, se suele considerar que un
atraso de unos quince o veinte minutos es algo tolerable en
circunstancias normales (para encontrarse en un bar, llegar a una casa
de visita, etc.). En cambio, las culturas orientales consideran que
cualquier impuntualidad es una falta de respeto.
El valor de la puntualidad varía de acuerdo a la cultura
y el contexto. En el mundo occidental, se suele considerar que un
atraso de unos quince o veinte minutos es algo tolerable en
circunstancias normales (para encontrarse en un bar, llegar a una casa
de visita, etc.). En cambio, las culturas orientales consideran que
cualquier impuntualidad es una falta de respeto.
En este sentido tenemos que destacar que, por ejemplo, es habitual hablar de lo que se conoce como puntualidad británica. Un término con el que se viene a dejar patente el hecho de que los ingleses están considerados personas que siempre llegan a tiempo a sus citas o compromisos. Aunque claro, siempre hay excepciones.
Parte del origen de esa actual consideración podemos encontrarla en una serie de novelas tales como las realizadas por Julio Verne. En ellas se nos presenta siempre al caballero inglés con su bombín y con su reloj de bolsillo. Este sería el caso, por ejemplo, del personaje Phileas Fogg que aparece representado de esa manera en la novela que lleva por título “La vuelta al mundo en 80 días”.
La puntualidad a la hora de ingresar al puesto de trabajo o a la escuela también es muy importante. Si la persona no cumple con el horario previsto, incluso puede ser sancionada, a menos que pueda explicar el motivo de la impuntualidad.
Hay quienes tienen problemas de puntualidad, tanto en su vida laboral como en su ámbito más personal. Por ello, intentan poner remedio haciendo uso algunos de los instrumentos y trucos que poseen a su alcance. Es decir, alarmas en despertadores y relojes, tener el reloj de pulsera adelantado varios minutos para así nunca llegar tarde a una cita, levantarse más temprano para evitar no ser impuntual en el trabajo…
El funcionamiento de los medios de transporte siempre debe ser puntual ya que, de lo contrario, sus usuarios no podrán cumplir con sus propias obligaciones temporales: “Quiero respetar la puntualidad, pero el tren siempre tiene algún retraso”.
En este sentido podríamos destacar el hecho de que en España la línea de tren de alta velocidad se identifica por su puntualidad. Tanto es así, que, en el caso de que un tren llegue a su destino cinco minutos o más después de la hora prevista, el viajero verá como le es devuelto parte o todo el coste de su billete.
En otros contexto, sin embargo, la puntualidad es hasta poco habitual. Cuando se anuncia el comienzo de una fiesta de cumpleaños a las 22 horas, se suele esperar, en realidad, que los invitados empiecen a llegar a las 23 o más tarde.
En este sentido tenemos que destacar que, por ejemplo, es habitual hablar de lo que se conoce como puntualidad británica. Un término con el que se viene a dejar patente el hecho de que los ingleses están considerados personas que siempre llegan a tiempo a sus citas o compromisos. Aunque claro, siempre hay excepciones.
Parte del origen de esa actual consideración podemos encontrarla en una serie de novelas tales como las realizadas por Julio Verne. En ellas se nos presenta siempre al caballero inglés con su bombín y con su reloj de bolsillo. Este sería el caso, por ejemplo, del personaje Phileas Fogg que aparece representado de esa manera en la novela que lleva por título “La vuelta al mundo en 80 días”.
La puntualidad a la hora de ingresar al puesto de trabajo o a la escuela también es muy importante. Si la persona no cumple con el horario previsto, incluso puede ser sancionada, a menos que pueda explicar el motivo de la impuntualidad.
Hay quienes tienen problemas de puntualidad, tanto en su vida laboral como en su ámbito más personal. Por ello, intentan poner remedio haciendo uso algunos de los instrumentos y trucos que poseen a su alcance. Es decir, alarmas en despertadores y relojes, tener el reloj de pulsera adelantado varios minutos para así nunca llegar tarde a una cita, levantarse más temprano para evitar no ser impuntual en el trabajo…
El funcionamiento de los medios de transporte siempre debe ser puntual ya que, de lo contrario, sus usuarios no podrán cumplir con sus propias obligaciones temporales: “Quiero respetar la puntualidad, pero el tren siempre tiene algún retraso”.
En este sentido podríamos destacar el hecho de que en España la línea de tren de alta velocidad se identifica por su puntualidad. Tanto es así, que, en el caso de que un tren llegue a su destino cinco minutos o más después de la hora prevista, el viajero verá como le es devuelto parte o todo el coste de su billete.
En otros contexto, sin embargo, la puntualidad es hasta poco habitual. Cuando se anuncia el comienzo de una fiesta de cumpleaños a las 22 horas, se suele esperar, en realidad, que los invitados empiecen a llegar a las 23 o más tarde.
En este sentido tenemos que destacar que, por ejemplo, es habitual
hablar de lo que se conoce como puntualidad británica. Un término con el
que se viene a dejar patente el hecho de que los ingleses están
considerados personas que siempre llegan a tiempo a sus citas o
compromisos. Aunque claro, siempre hay excepciones.
Parte del origen de esa actual consideración podemos encontrarla en
una serie de novelas tales como las realizadas por Julio Verne. En ellas
se nos presenta siempre al caballero inglés con su bombín y con su
reloj de bolsillo. Este sería el caso, por ejemplo, del personaje
Phileas Fogg que aparece representado de esa manera en la novela que
lleva por título “La vuelta al mundo en 80 días”.
La puntualidad a la hora de ingresar al puesto de trabajo o a la escuela también es muy importante. Si la persona no cumple con el horario previsto, incluso puede ser sancionada, a menos que pueda explicar el motivo de la impuntualidad.
Hay quienes tienen problemas de puntualidad, tanto en su vida laboral
como en su ámbito más personal. Por ello, intentan poner remedio
haciendo uso algunos de los instrumentos y trucos que poseen a su
alcance. Es decir, alarmas en despertadores y relojes, tener el reloj de
pulsera adelantado varios minutos para así nunca llegar tarde a una
cita, levantarse más temprano para evitar no ser impuntual en el
trabajo…
El funcionamiento de los medios de transporte siempre debe ser
puntual ya que, de lo contrario, sus usuarios no podrán cumplir con sus
propias obligaciones temporales: “Quiero respetar la puntualidad, pero el tren siempre tiene algún retraso”.
En este sentido podríamos destacar el hecho de que en España la línea
de tren de alta velocidad se identifica por su puntualidad. Tanto es
así, que, en el caso de que un tren llegue a su destino cinco minutos o
más después de la hora prevista, el viajero verá como le es devuelto
parte o todo el coste de su billete.
En otros contexto, sin embargo, la puntualidad es hasta poco
habitual. Cuando se anuncia el comienzo de una fiesta de cumpleaños a
las 22 horas, se suele esperar, en realidad, que los invitados empiecen a
llegar a las 23 o más tarde.
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